Manuel Bouzas Cavada

Tengo un amigo que ocupa un cargo de responsabilidad en una empresa que está empezando a exigir que sus proyectos se presenten íntegramente modelados, con sus datos parametrizados (en BIM, vamos…) y el otro día, mientras compartíamos mesa y mantel y soportaba estoicamente mi exposición sobre las nuevas bienaventuranzas, me comentó un asunto que me dejó estupefacto: pedir que los proyectos se presentasen en BIM ¡les resultaba más caro que si no lo pedían! Los técnicos que trabajan habitualmente para su empresa pasan un sobre coste si el proyecto tiene que entregarse modelado virtualmente, con el argumento de que dicha labor exige más horas de trabajo.

El porqué de esta situación es muy fácil de explicar y voy a hacerlo de forma didáctica e imaginativa, pero necesito retroceder en el tiempo. Pongámonos por ejemplo en 1988, hace tan solo 25 años. Supongamos que meto a mi amigo en una “cápsula del tiempo” y le envío allí a trabajar a la misma empresa, para dedicarse a la misma labor que desarrolla en la actualidad, y solicita los planos en formato DWG (en AutoCAD, vamos…) porque su equipo cree que con los planos en dicho formato digital podrá gestionar de forma más eficaz la información, archivándola en un ordenador o enviándola por mensajero en uno o varios discos flexibles de 5,25”, y también modificar, medir, superficiar y superponer dibujos, aparte de imprimir, si quiere, en el formato de papel que se considere conveniente cuantas copias necesite. Pero he aquí que los proyectos le salen más caros que si pide los planos en papel, lo que le ocasiona quebraderos de cabeza y que su puesto penda continuamente de un hilo.

¿Qué sucede? Que los técnicos que desarrollan los proyectos dibujan los planos, representando una abstracción del edificio proyectado en forma de plantas, alzados y secciones sobre papel vegetal, del que luego hacen un número limitado de copias heliográficas, que no se pueden fotocopiar y que, convenientemente dobladas, se encarpetan para su entrega. Pero si el cliente les pide los planos como archivos digitales deben encargar a alguien que redibuje todo lo hecho hasta el momento para cumplir las condiciones establecidas, y eso es lo que incrementa el coste del proyecto. Esos tiempos no son muy lejanos para muchos de ustedes ¿verdad?

¿Por qué no se dibujó el proyecto en CAD desde el principio, si así lo pedían? Porque era necesario un cambio de paradigma, lo que siempre resulta un proceso difícil: nadie creía en el dibujo digital, había poca gente preparada para dar el salto tecnológico y se pensaba que limitaba la creatividad.

¿Por qué es hoy es más caro un proyecto en BIM? Porque se dibuja en CAD y posteriormente se encarga el modelado virtual del edificio. Eso no es BIM, eso es una pérdida de tiempo y de dinero. El proyecto debe iniciarse en BIM, modelando las ideas y enriqueciendo dicha construcción virtual con los datos relacionados con sus cualidades, calidades, costos y tiempos que vaya exigiendo el desarrollo del mismo.

Estudios recientes demuestran que un equipo BIM desarrolla un proyecto con un 56% de los recursos empleados para hacerlo en CAD, pero estos recursos deben estar mejor preparados pues tienen que construir en vez de dibujar. Implantando BIM en la fase de proyecto se ahorra dinero y tiempo, se reducen riegos y se genera una información más coherente y rica, disminuyen un 37% las diferencias en mediciones y el coste final de obra se reduce en aproximadamente un tres por ciento ¡30.000 euros por cada millón de euros contratados!

¿Es mi amigo un iluminado o un gestor eficiente? El tiempo lo dirá…

 

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